Clase de mascotas inventadas
Por: Valentina Poveda
Nombre: Pollus Peludo
Color: En el Oriente turquesa, en zonas altas rojo, en zonas bajas negro, en el norte verde y en el sur multicolores.
Peso: De 35 a 45 gramos.
Estatura: De 30 a 60cm.
Hábitat: Selvas, nevados, quebradas, bajo árboles centenarios y parques con margaritas.
Características: Es una especie de pollo que no tiene plumas, tiene el olfato de un perro, se alimenta de ramas, pétalos de flores de buen olor, pelo de cabra montés y elfos que viven en las quebradas.
UNA MASCOTA VERDE
Todos los alumnos queríamos inscribirnos en ¨Proyecto Huerta¨, porque allí se siembra todo tipo de plantas y la última clase siempre hay pastel de chocolate. Por mala suerte solo quedaban dos cupos. Me inscribí a toda prisa. ¡Sí! Lo había logrado. La cuota era de quince dólares. (Cinco por el pastel y diez para las semillas.)
Quise sembrar margaritas. Al final del curso ya estaban suficientemente grandes como para cortarlas. Saqué algunas y formé un ramo con ellas. Lo llevé en mi mano hasta la casa y las iba a colocar en un florero. Pero apenas llegué, encontré un pollo peludo verde comiéndose hasta el último pétalo de mis margaritas. Me asusté, lo saqué y lo tiré por la ventana. A la hora de la cena volvió y se comió lo que quedaba, que no era más que medio pétalo. Alzó la cabeza y la movió en todas direcciones. Esta vez él saltó por la ventana y empezó a picotear las ramas de nuestro árbol. Pasó allí toda la noche.
A la mañana siguiente, lo encontré comiéndose las ramas. Si papá se enteraba de eso, me haría plantar otro y otro árbol por cada rama faltante. No, no señor. Lo saqué de allí y lo lancé con todas mis fuerzas a la casa de al lado. Oí el chillido de una señora que a su vez lanzó el pollo a la casa de al lado. En esta ocasión lo acogieron muy bien, hasta le pusieron ropa de una muñeca, aunque no parecía muy a gusto dentro de ella. Empezó a comerse las ramas de un gran árbol. Luego se comió todas las margaritas. Los mayores se enojaron, mientras un niño salía corriendo con él. Entonces comenzó a lanzar al pollo cada vez más alto, hasta que lo tiró hacia la calle. Yo lo miraba desde la ventana. Antes de caer y de ser atropellado, regresó su mirada hacia mí. Me dio mucha pena. Entonces no esperé el elevador, bajé todas las gradas de tres en tres desde el sexto piso y rápidamente lo cogí y me aparté de la calle con el pollo en brazos.
Desde entonces lo cuido, no lo dejo salir al patio y todos los años hago lo posible por entrar a ¨Proyecto Huerta¨.
¡LO ENVIÉ POR EL RETRETE!
ALEJANDRA RIVADENEIRA
Ese día estaba jugando a las escondidas con mis primos. Me había escondido detrás de la puerta del baño. De pronto mi primo abrió y cerró la puerta dándome en la cara. Cuando se dio cuenta, abrió la puerta y yo pude salir. Me sentía mareada. Intenté dar unos pasos pero caí en el inodoro. Por alguna extraña razón que aún no conozco mi hice chiquita y me fui por el WC. Recorrí algunos lugares y cuando estaba a punto de ahogarme caí en una jaula llena de aserrín. Al lado mío estaba un gran hámster (bueno yo era enana, por eso el hámster era enorme)
Salí por entre los barrotes y apenas toqué el piso volví a ser de mi tamaño. Entonces me di cuenta de que estaba en el sótano de la casa del vecino.
Decidí que era hora de irme de ahí, pero me había gustado tanto el hámster que decidí raptarlo.
Cuando volví a casa escondí el hámster en mi habitación pues no me dejaban tener mascotas en casa y seguí jugando con mis primos que aún no se habían ido.
Cuando cayó la noche, mis padres estaban dormidos y ya todo el mundo se había ido, abrí la jaula del hámster. De ella salió volando el hámster que me atacó mordiéndome la oreja.
Corrí hacia él con un cuchillo de plástico, pero él fue más rápido que yo, me dio una cachetada con sus patitas y salió volando. Lo busqué y cuando lo alcancé, descubrí que se había comido todo el queso de la casa. Cuando me vio salió volando otra vez.
Subió las escaleras y entró al cuarto de mi hermano, quiso morderle la nariz pero lamentablemente, esta vez yo fui más rápida que él: cogí una gran guitarra de su colección y ataqué al hámster, dándole en la cara a mi hermano, que comenzó a sangrar por la nariz. El hámster estaba en shock y decidí que era el momento de actuar.
Corrí al baño y cogí dos bolitas de papel y los guantes para lavar el inodoro, regresé al cuarto de mi hermano, le puse las dos bolitas de papel en la nariz, me puse los guantes por si él antes despertaba, lo cogí, lo llevé al baño y luego lo regresé a su hogar: ¡LO ENVIÉPOR EL RETRETE!